viernes, 22 de enero de 2016

MEJOR DORMIR QUE MURMURAR


Sa'di de Shiraz relata esta historia acerca de sí mismo: Cuando yo era niño, era un
muchacho piadoso, ferviente en la oración y en las devociones. Una noche estaba yo
velando con mi padre, mientras sostenía el Corán en mis rodillas. Todos los que se
hallaban en el recinto comenzaron a adormilarse y no tardaron en quedar
profundamente dormidos. De modo que le dije a mi padre: «Ni uno solo de esos
dormilones
es capaz de abrir sus ojos o alzar su cabeza para decir sus oraciones. Diría uno que
están todos muertos»Y mi padre me replicó: «Mi querido hijo, preferiría que también tú
estuvieras dormido como ellos, en lugar de murmurar».
La conciencia de la propia virtud es un riesgo muy propio de quien se embarca en la
oración y en la piedad.


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